Los Refranes
Desde que nací, recuerdo a mi abuela que siempre vivía con alguna oración, metáfora, cualquier palabra con la que quería darme un mensaje. Estas oraciones eran los refranes que me atormentaron toda mi vida. Cuando conocí a Tom, mi abuela me dijo: “Quien se junta con lobos a aullar aprende.” Sí, efectivamente aprendí a hacerle bromas a la gente, a decir palabrotas a cualquier hora, sin importar con quién esté, a molestar a todos los profesores, dándoles indirectas que les dolían mucho al final. Pero aún así, nunca logré darme cuenta del daño que esta amistad me estaba haciendo. Llegó un domingo que nos quedamos hablando hasta eso de las 11 en el chat. Todos estaban dormidos ya, pero mi abuela salió de su cuarto precisamente a las 11:15 para ir a tomarse unas pastillas. En el momento en el que me vio, se me acercó y dijo:
-¿No tienes que irte a dormir? ¿No tienes deberes para mañana? David, no quiero más problemas con tu abuelo. Ya ha tenido suficiente.
-No abuela, no.
-Bien. Hasta mañana, David.
-Hasta mañana, abuela.
Se estaba alejando a lo que la oí decir:
-“Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente.”
A la mañana siguiente apenas me desperté, medio me lavé y sólo alcancé a desayunar un vaso de leche. A lo que llegué al colegio lo vi a esa odiosa profesora de Lenguaje, quien amablemente se me acercó y me dijo:
-David, su deber por favor, quiero que toda la clase escuche sus bellas líneas y es más, que vean cómo trabaja usted.
No entendía lo que estaba sucediendo. ¿Habían mandado un deber? Simplemente no entendía… El día continuó de mal en peor. Tuve 3 deberes pendientes con la mitad de la nota, lecciones en las que apenas pude escribir mi nombre, y clases que no sabía que habían pasado, puesto que me había quedado dormido en ellas. Estaba agotado, si existía algo como el infierno, de todas formas era mejor que ese día.
Llegué a mi casa y mi abuela me dijo.
-Han llamado del colegio.
-Lo sé.
-David ¿qué te pasa? Eres un buen alumno, tienes tu rendimiento alto, ya no está ese estúpido amigo tuyo: ¿Cuál es el problema ahora?
-Ha sido un mal mes. Eso es todo.
Me miró con pena. Era justamente lo que no quería oír. Sólo se dio la vuelta y subió las escaleras diciendo:
-“Mas vale paso que dure, que trote que canse”.
El problema era que no entendía que significaba eso. Me fui a mi cuarto y a lo que me acosté a mirar el techo, me dije el refrán que mi familia me había dicho desde que conocí a Tom:
-“Dime con quién andas y te diré quién eres”
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